Herramientas del Arte

Un proyecto de Álvaro de los Ángeles
# Daniel García Andújar
# Rogelio López Cuenca
# Isidoro Valcárcel Medina

Registros contra el tiempo. Rogelio LÃ³pez Cuenca

En la publicaciÃ³n del proyecto expositivo Registros contra el tiempo, Villa Iris, FundaciÃ³n Marcelino BotÃn, Santander, verano de 2006.

El desarrollo de pÃ¡ginas web con contenidos artÃsticos, o el empleo de las herramientas web para la expresiÃ³n de temas visuales y textuales en estrecha relaciÃ³n con el arte, ha trastocado la nociÃ³n de arte pÃºblico al menos desde las dos Ãºltimas dÃ©cadas. Si anteriormente Ã©ste solÃa ir al encuentro de potenciales espectadores predispuestos o no, entendidos o noveles, crÃticos o sumisos con aquello que se mostraba delante suyo, cuyas obras aparecÃan como una celebraciÃ³n, una constataciÃ³n eventual o, en los mejores casos, como una provocaciÃ³n que intentaba sacarles de su anestesia, con los sistemas generados a travÃ©s de Internet al pÃºblico se le exige una bÃºsqueda, por pequeÃ±a que sea: una acciÃ³n complementaria. Es decir, son necesarios unos medios tecnolÃ³gicos bÃ¡sicos que permitan una conexiÃ³n y, una vez completados estos mÃnimos, la vocaciÃ³n decidida de buscar o encontrarse a travÃ©s de un enlace, el portal concreto dentro de la amplia oferta-deriva Ãnter nÃ¡utica. Pese a este esfuerzo activo realizado mayoritariamente no ya desde espacios privados o incluso domÃ©sticos, sino vividos y consumidos desde la experiencia personal e intransferible de la individualidad, no serÃa acertado no definir estas intervenciones como pÃºblicas. En caso contrario, resultarÃa clarificador redefinir algunas de las acepciones del concepto de lo pÃºblico a partir de los cambios radicales de apreciaciÃ³n y aprehensiÃ³n de lo visible, de lo exterior y, volviendo de nuevo al concepto-origen, de lo pÃºblico que ha provocado la expansiÃ³n de Internet en todos los campos de ocio, informaciÃ³n o conocimiento. Por todo ello, el cambio mÃ¡s decisivo entre prÃ¡cticas artÃsticas pÃºblicas se encuentra ahora mismo en la funciÃ³n participativa del espectador: la tecnologÃa es ofrecida al usuario-cliente para que disponga de un mundo entero de opciones, donde la elecciÃ³n ha reemplazado el lugar de la libertad.

Rogelio LÃ³pez Cuenca ha desarrollado, desde mediados de los aÃ±os ochenta, una labor comprometida que ha conjugado elementos propios del arte contemporÃ¡neo con otros eminentemente sociales o polÃticos. Una relectura de la vanidad del arte reflejÃ¡ndose en la sociedad de consumo: un sistema del que nadie que merodee por este territorio convulso puede finalmente escapar. Gran parte de sus obras han tratado sin tapujos y con fina ironÃa los desencuentros y fricciones propias entre civilizaciones e ideologÃas irreconciliables, e inciden en las paradojas derivadas de determinadas actuaciones pÃºblicas realizadas por polÃticas mÃ¡s o menos hegemÃ³nicas, mÃ¡s o menos progresistas.

Dentro de su propio portal web, que desborda los lÃmites de una pÃ¡gina de proyectos sin dejar de ser realmente mÃ¡s que eso, encontramos algunos trabajos en curso de marcado carÃ¡cter archivista. Malagana es una interesante recopilaciÃ³n, mÃ¡s selecta que extensa, de algunas imÃ¡genes y su explicaciÃ³n a modo de comentario, adonde se muestran situaciones histÃ³ricas relacionadas con MÃ¡laga, ciudad natal y de residencia del artista. El proyecto plantea una relectura de planteamientos estÃ©ticos, polÃticos e histÃ³ricos basados en el concepto genÃ©rico de ciudad contemporÃ¡nea plural, aunque centrados en la realidad de la ciudad andaluza. Al igual que ocurre con otras muchas ciudades -devenidas personificaciones caleidoscÃ³picas de la actualidad, espacios bipolares de trÃ¡nsito y memoria- en MÃ¡laga perviven las heridas mal curadas de unos hechos de pÃ©rdida y exilio todavÃa prÃ³ximos -por mÃ¡s que se empeÃ±e la sociedad y la historia en marcar distancias insalvables- junto con un florecimiento reciente basado en el turismo desaforado y la espectacularidad artÃstica, cuya marca exportable ha encontrado un filÃ³n en el redescubrimiento de la figura de Picasso.

Fuera del contexto especÃfico de esta web personal pero Ãntimamente ligado a Malagana, figura MÃ¡laga 1937 Nunca mÃ¡s; proyecto que tiene su origen y razÃ³n de ser en la recuperaciÃ³n de imÃ¡genes, testimonios, documentaciÃ³n escrita… sobre la caÃda de la ciudad de MÃ¡laga, en febrero de 1937, a manos de las tropas rebeldes de Franco. Realizado en colaboraciÃ³n con el arquitecto Santiago Cirugeda, se plantea como un proyecto transversal que combina la construcciÃ³n y ubicaciÃ³n de una serie de â€œlugares de memoriaâ€, a modo de espacios a medio camino entre el monumento pÃºblico y el espacio de reuniÃ³n y encuentro, con la creaciÃ³n de una pÃ¡gina web y foro, un documental, carteles…, incluso la regeneraciÃ³n de la flora de los espacios escogidos a lo largo de la carretera que une MÃ¡laga con AlmerÃa. Una concepciÃ³n global de recuperaciÃ³n que intenta sustituir una misma sensaciÃ³n generalizada de olvido e injusticia que ha acompaÃ±ado este capÃtulo oscuro y dramÃ¡tico de la insurgencia fascista.

Por otro lado, Lima i[nn]memoriam representa una interesante cartografÃa de la capital peruana donde se remarcan los espacios olvidados o repelidos por el poder. Como de costumbre, Ã©stos atienden a minorÃas sexuales, Ã©tnicas, sociales, voces que han quedado apagadas por la megafonÃa chirriante e histriÃ³nica de las autoridades polÃticas y policiales, de sus abusos de poder. Y es precisamente mediante este otorgarle voz a los excluidos u olvidados, a los otros, como llegamos a El ParaÃso es de los extraÃ±os, participaciÃ³n de LÃ³pez Cuenca en esta exposiciÃ³n. Para describir el funcionamiento de este proyecto, tambiÃ©n archivÃstico y alojado en la red, cabe atender al juego de malabarismos derivado de las dicotomÃas entre propio y ajeno, cercano y lejano, tierra y destierro, historia y creencia… Asentado de igual forma en la identidad tal como lo hacen Malagana o MÃ¡laga 1937, El ParaÃso es de lo extraÃ±os ahonda en el pasado Ã¡rabe de la ciudad, teniendo como referencia 1487, el aÃ±o de la rendiciÃ³n frente al asedio cristiano, para extender una red rizomÃ¡tica y en continua expansiÃ³n hasta el presente. La imagen de Oriente construida desde Occidente, con una concepciÃ³n exacerbada de lo pintoresco y exÃ³tico y, asÃ pues, de lo raro o extraÃ±o, de lo extranjero en cuanto diferencia, es punto de partida y tambiÃ©n consecuencia de una bÃºsqueda de sentido al porquÃ© de tanta animadversiÃ³n entre culturas consecuentes. Este extraÃ±amiento, parcelado en clichÃ©s estancos difÃciles de mover, potencia la exclusiÃ³n y se refuerza en la idea de entender la cultura Ã¡rabe como esplendor en el pasado y como decadencia en el presente, sin posibilidad alguna de mejora en el futuro. Al menos no sin pasar por los filtros que impone todo â€œlo occidentalâ€. Las concepciones sobre la mujer desde los Ã¡mbitos de la representaciÃ³n de su cuerpo y su imagen, en el arte antiguo o la publicidad actual; los estereotipos del hombre como luchador, fanÃ¡tico, risueÃ±o embaucador o mÃ¡rtir terrorista, tienen todos su hueco en esta revisiÃ³n no tanto de la realidad Ã¡rabe como de la visiÃ³n que se tiene de lo Ã¡rabe desde el mundo occidental.

El proyecto toma forma en el contexto de esta exposiciÃ³n a modo de laboratorio: dos ordenadores sobre una mesa, que actÃºa asimismo como base de datos fÃsica de la informaciÃ³n que se va generando, incluyendo un dossier sobre la evoluciÃ³n del tema y un texto amplio del artista, junto con un vÃdeo proyector vinculado a la web. Una puesta en escena sobria donde prevalece el acceso a la informaciÃ³n y la voluntad de generar una capacidad crÃtica en el usuario, Ãºltima fase del proceso y pieza clave determinante para el principio de la dimensiÃ³n real del proyecto: su expansiÃ³n continuada y su mÃ¡xima difusiÃ³n.

Compartir: