Inauguración con tiempo al fondo
Isidoro Valcárcel Medina en la GalerÃa Rosa Santos. Valencia, octubre de 2003. Publicado en Posdata, Levante-EMV, viernes 31 de enero de 2003.
Cualquier nueva apertura de un espacio dedicado al arte contemporáneo siempre es un buen motivo para felicitarse, un riesgo que merece ser aplaudido estando como está el panorama de la plástica en nuestra ciudad que, a fuerza de acumular impactos mediáticos, olvida lo más estructural: el dÃa a dÃa y las programaciones continuadas de las galerÃas de arte. En este caso concreto, además, confluyen otros motivos que otorgan a esta apertura más relevancia si cabe. En primer lugar se reabre uno de los espacios que más contribuyeron a refrescar el panorama artÃstico valenciano a finales de los 80 y durante la década de los 90. La otrora PostPos ocupa el mismo espacio fÃsico (BolserÃa, 21) pero se ha metamorfoseado para ser ahora GalerÃa Rosa Santos; quien fuera entonces el 50% de PostPos asume ahora todo el riesgo en esta nueva aventura en solitario. Un espacio completamente reformado que no quiere centrarse exclusivamente en la exposición y difusión de arte contemporáneo sino que pretende convertirse en espacio de encuentro y lugar de acción, plural y bullicioso. Además de la propia sala de exposiciones, el espacio de Rosa Santos ofrecerá próximamente una tienda-librerÃa en su planta baja y un espacio de distensión en el último de sus niveles, planteándose desde ya como una laboratorio del que deban salir interesantes experimentos. Leer el resto
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La tecnologia com a eina
En El Temps d’Art. Valencia, julio-agosto de 2002.
El poder comunicatiu de l’art contemporani s’ha multiplicat amb la incorporació de la tecnologia como a nexe entre la societat i les idees. Daniel G. Andújar treballa en aquesta lÃnia i manté un fòrum a Internet sobre la polÃtica cultural valenciana.
El paper de l’art contemporani, no gens allunyat de la determinació de ésser tècnicament perfecte, si aquesta és la pretensió del artista, ha de plantejar, a més a més, noves formes de enteniment i comunicació, inmersos com estem en una societat cada volta més plural y complexa. Si bé és cert que l’art sempre s’ha servit d’unes caracterÃstiques pròpies per desenvolupar-se d’una manera quasi endogà mica, també és cert que un vessant important d’aquest ha decidit ser eina y procés, abans que objecte i finalitat. Aquesta diferència, encara que puga ser interpretada com a massa subtil, és a la fi ben radical. Escollir l’acció de comunicar amb l’art contemporani, es a dir, entendre l’art com a llenguatge de comunicació y eina de reivindicació, és també un acte arriscat, en què es tracta l’espectador no tant com simple visitant aliè a l’obra, sinó més aviat com a part integrant y determinant d’aquesta. És, doncs, la seua actitud participativa allò que determinarà d’una manera o d’una altra l’obra en si.
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Rabia legÃtima. Ciudadanos frente a propaganda institucional
Revista Lars, cultura y ciudad. nº 9, Arquitectura y memoria. Octubre de 2007
En el escenario poliédrico y cambiante en que se han convertido las ciudades y metrópolis contemporáneas, cada vez resulta más complejo generalizar o unificar la imagen exterior que una determinada urbe puede o debe ofrecer. Instalados todos en una sociedad hÃper-competitiva, cada ciudad lucha por rastrear en su patrimonio artÃstico y medioambiental, en su capacidad de generar riqueza u organizar eventos destacables, en la calidad de vida o las obras faraónicas… para dar con una imagen que compile y potencie sus cualidades más sobresalientes, aspirando conseguir un icono que la transforme en marca. Las imágenes de ayer y hoy son proyectadas hacia un futuro inmediato que deviene “presente perpetuoâ€, donde estos iconos y marcas son intercambiables y mutables y absolutamente todo es susceptible de venderse y comprarse. La complejidad lógica estriba en mantener el equilibrio entre la defensa cultural y medioambiental del patrimonio con las necesidades y demanda de vivienda; ofertar diferentes niveles de cultura y saber discernirla del turismo o del entretenimiento; adquirir y mantener un nivel de vida mayoritario acorde con los tiempos, sin quedarnos por ello sin aire que respirar o sin agua para beber… entre otros antagonismos que deben, sin embargo, convivir. La complejidad inherente a estos procesos de transformación continua no es asunto que pueda resolverse únicamente con la presencia de polÃticos o gestores públicos, pero es lógico que volvamos hacia ellos la mirada y lancemos sobre ellos nuestras preguntas sobre éstos u otros temas de difÃcil solución cuando la propaganda institucional de un lugar se equipara a la publicidad consumista digna de productos desechables. O cuando se contabilizan los logros de determinados proyectos colectivos en el haber de esos mismos gestores, no tan dados a la asunción de responsabilidad cuando los éxitos mudan a fracasos. Y aún más, cuando desde el poder se desoyen las sugerencias de los vecinos y colectivos afectados por esas decisiones, o son entendidas como meras objeciones partidistas a su polÃtica.
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